jueves, 18 de febrero de 2016

Un jueves cualquiera.

Un día más te encuentras leyendo ese libro que tanto te gusta, que parece que se han basado en ti porque has vivido las mismas experiencias. Pero también te gusta leer todas esas conversaciones que quedaron en el pasado y que tan importantes han sido para ti, te das cuenta de como ha cambiado todo en cuestión de meses, de días. De todo lo que habéis sido y en lo que os habéis quedado.
Y recuerdas todos y cada uno de los momentos juntos, de lo sencilla que era la vida y lo complicada que parece ahora. Y sí, duele. Duele verlo, duele saber que es feliz sin ti. Duele ver como se aleja alguien que tanto a significado para ti.

Y es que hay veces que llega esa persona que te hace ver que a veces vale la pena levantarse, que te ayuda a creer en ti, que con confianza y ganas todo se puede, a darte cuenta de que todavía sigue habiendo personas que valen la pena. Pero también llega ese día en el que esa persona se marcha, se aleja, que no dejas que se vaya así de tu vida, dejándote tan rota. Y te cuesta, cuesta seguir sin su apoyo, pero lo consiges.

Y consigues seguir tu vida, tu rutina, intentando que su ausencia no se note, sabiendo que pase lo que pase no vas a olvidarlo del todo. Ahí es cuando te das cuenta de que la frase tan pronunciada de quien pisa fuerte deja huella acaba siendo verdad. Y es que tu has pisado tan fuerte en mi vida que echarte de menos es inevitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario